La violencia en Colombia ha llegado a los extremos más grandes, ya los colombianos no podemos salir tranquilos en nuestros pueblos y ciudades, no podemos charlar con nuestros amigos en ningún lugar público o privado, la violencia y la mancha de la maldad nos sigue como una sombra que nos quiere atrapar y oscurecer nuestros cuerpos y almas hasta el punto de decidir si queremos vivir solo o morir acompañados.
Vivimos en un país lleno de personas buenas y amables que sueñan con un futuro sin guerras sin dolor y angustia de salir de nuestros hogares y no volver nunca , será que el destino de los colombianos es despedirnos de nuestros seres queridos decirles que los amamos y que no se preocupen que estaremos bien en otro lugar cada día a cada hora que se nos ocurra por asares de la vida poner nuestros pies fuera de casa o sin necesidad de hacerlo en nuestros propios hogares una tarde de un día que llegara no sé cuando, no sé porque pero que en un solo soplido de la muerte cerca de nuestros corazones se acabara lo que se llama en estos días “vida”.
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Pero aquí en este país todos nos quejamos, todos nos escondemos, todos nos vemos como el próximo en la lista de……….. Quien sabe alguien que no tenga nada más que hacer que ganarse unos cuantos pesos por bajarse a un amigo, a un padre, a un hijo, a un hermano a alguien que se va a extrañar, amar, necesitar y nunca se va a olvidar.
Que podemos hacer los que aun quedamos ser otro tiro al blanco con piernas u otro insufrido que no ve la hora de huir a otro lugar para poder ver a sus hijos crecer o mejor aun uno de esos que luchan tras una máscara que oculta el verdadero rostro de la maldad.
Que podemos hacer los comunicadores sociales de la Universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña no sé si las razones que nos llevaron a pensar en una solución al problema que vivimos cada vez que abrimos los ojos pero que nunca nos habíamos detenido a mirarlo hasta que la sombra de la tragedia toco nuestra puerta y llamo a 4 de nosotros y solo uno respondió y los demás solo miraron hacia afuera y no se fueron gracias a el espíritu que nos dejo en esta tierra fértil y llena de amor natural que nos hemos encargado de contaminar, entonces abrimos los ojos y la mente y comenzamos a respirar el hedor que brota de la tierra y nos envuelve como a pequeños insectos insignificantes que con un soplido se caerán de la hoja y morirán para engrosar las listas de inocentes que ya el mundo está cansado de leer y que la historia no puede escribir sin derramar lagrimas de sangre con el dolor de una madre que pare un hijo tras otro sin oportunidad de respirar y tomar un aliento para criar a uno solo del montón.
Que hacemos:
Marchamos en silencio para que el latir de nuestros corazones se escuche dentro del más profundo abismo de la selva colombiana, será que alguien lo va a oír hay viene a mi cabeza aquel acertijo milenario “si un árbol cae en medio del bosque sin que nadie este para escucharlo hace ruido”
Escribimos artículos de protesta para que otros nos lean y se preocupen por la realidad que nos llena de mil cosas que analizar y que muy pocos tiene la oportunidad o mejor dicho la desgracia de conocer y vivir en carne propia
Entonces mejor caminemos lleguemos a lugares del territorio que jamás visitamos en auto peor que hoy por la vida de un ser querido conocimos por el sudor y el dolor de nuestros cuerpos marchitándose, no por el dolor de la caminata sino por la amargura que vive en nuestras almas.
Hacer que Colombia cambie no es solo el trabajo de nuestro “amado y despreciable gobierno” de nuestros héroes de la plata perdón de la patria es cuestión de todos nosotros juntos, del gobierno y de las autoridades tenemos que cambiar y superar el pasado de dolor que nos llena de odio, amargura, rabia y de sed vengativa que no nos deja vivir.
La solución la tenemos en nuestras manos bien dicen los que dicen saber que los buenos somos más.
Vivimos en un país lleno de personas buenas y amables que sueñan con un futuro sin guerras sin dolor y angustia de salir de nuestros hogares y no volver nunca , será que el destino de los colombianos es despedirnos de nuestros seres queridos decirles que los amamos y que no se preocupen que estaremos bien en otro lugar cada día a cada hora que se nos ocurra por asares de la vida poner nuestros pies fuera de casa o sin necesidad de hacerlo en nuestros propios hogares una tarde de un día que llegara no sé cuando, no sé porque pero que en un solo soplido de la muerte cerca de nuestros corazones se acabara lo que se llama en estos días “vida”.
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Pero aquí en este país todos nos quejamos, todos nos escondemos, todos nos vemos como el próximo en la lista de……….. Quien sabe alguien que no tenga nada más que hacer que ganarse unos cuantos pesos por bajarse a un amigo, a un padre, a un hijo, a un hermano a alguien que se va a extrañar, amar, necesitar y nunca se va a olvidar.
Que podemos hacer los que aun quedamos ser otro tiro al blanco con piernas u otro insufrido que no ve la hora de huir a otro lugar para poder ver a sus hijos crecer o mejor aun uno de esos que luchan tras una máscara que oculta el verdadero rostro de la maldad.
Que podemos hacer los comunicadores sociales de la Universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña no sé si las razones que nos llevaron a pensar en una solución al problema que vivimos cada vez que abrimos los ojos pero que nunca nos habíamos detenido a mirarlo hasta que la sombra de la tragedia toco nuestra puerta y llamo a 4 de nosotros y solo uno respondió y los demás solo miraron hacia afuera y no se fueron gracias a el espíritu que nos dejo en esta tierra fértil y llena de amor natural que nos hemos encargado de contaminar, entonces abrimos los ojos y la mente y comenzamos a respirar el hedor que brota de la tierra y nos envuelve como a pequeños insectos insignificantes que con un soplido se caerán de la hoja y morirán para engrosar las listas de inocentes que ya el mundo está cansado de leer y que la historia no puede escribir sin derramar lagrimas de sangre con el dolor de una madre que pare un hijo tras otro sin oportunidad de respirar y tomar un aliento para criar a uno solo del montón.
Que hacemos:
Marchamos en silencio para que el latir de nuestros corazones se escuche dentro del más profundo abismo de la selva colombiana, será que alguien lo va a oír hay viene a mi cabeza aquel acertijo milenario “si un árbol cae en medio del bosque sin que nadie este para escucharlo hace ruido”
Escribimos artículos de protesta para que otros nos lean y se preocupen por la realidad que nos llena de mil cosas que analizar y que muy pocos tiene la oportunidad o mejor dicho la desgracia de conocer y vivir en carne propia
Entonces mejor caminemos lleguemos a lugares del territorio que jamás visitamos en auto peor que hoy por la vida de un ser querido conocimos por el sudor y el dolor de nuestros cuerpos marchitándose, no por el dolor de la caminata sino por la amargura que vive en nuestras almas.
Hacer que Colombia cambie no es solo el trabajo de nuestro “amado y despreciable gobierno” de nuestros héroes de la plata perdón de la patria es cuestión de todos nosotros juntos, del gobierno y de las autoridades tenemos que cambiar y superar el pasado de dolor que nos llena de odio, amargura, rabia y de sed vengativa que no nos deja vivir.
La solución la tenemos en nuestras manos bien dicen los que dicen saber que los buenos somos más.
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